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Día Mundial del Ictus

Con motivo del Día Mundial del Ictus nuestro propósito es sumarnos a la campaña de prevención y concienciar sobre las graves consecuencias de esta patología. Como el origen del término indica (golpe, ataque súbito y violento), implica un riesgo para la vida de millones de personas y es capaz de cambiarla en pocos minutos, para siempre.

Los datos son contundentes: el ictus es la segunda causa de muerte, la tercera causa de discapacidad después de los accidentes neonatales (en niños) y cardiopatía isquémica (en adultos) y una de las principales causas de demencia en todo el mundo.

Cada año, alrededor de 120.000 personas sufren un ictus en España y fallecen alrededor de 25.000 personas por esta enfermedad. La edad es uno de los factores de riesgo principales de esta enfermedad, por lo que se espera que la incidencia siga en aumento, dado el creciente envejecimiento que está experimentando la población. Pero el ictus no afecta únicamente a personas de edad más avanzada, ocurre en todos los grupos de edad, incluida la edad pediátrica y adolescencia.

El ictus es una prioridad que nos concierne a todos. Debemos responsabilizarnos de nuestra salud, conocer y llevar a cabo medidas para prevenirlo. Estas medidas también son efectivas en la prevención de otras patologías muy graves y prevalentes, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o la enfermedad de Alzheimer. Es preciso saber cuáles son los síntomas de alarma y qué pasos seguir al detectarlos: es una emergencia y, como tal, el pronóstico dependerá de la calidad de las intervenciones y la rapidez con la que se lleven a cabo.

El pasado 22 de de octubre tubo lugar la jornada “Presentación de la Actualización 2024 de la Estrategia en Ictus del SNSen la que participo María José Peña Gascón, enfermera de familia y comunitaria, como representante de FAECAP y que forma parte del comité técnico del documento.

Es responsabilidad de todos los profesionales involucrados apoyar, acompañar y proporcionar a las personas que han sufrido un ictus y a su entorno, los medios necesarios para que participen activamente en todo el proceso de la enfermedad, con el fin de alcanzar la máxima calidad de vida y autonomía, procurando una atención centrada en la persona. Las enfermeras de familia y comunitaria desarrollan un papel determinante tanto en la promoción como en la prevención primaria y secundaria.

Más información en la web del Ministerio de Sanidad.

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